Un sesgo cognitivo es un atajo que toma nuestra mente, una alteración en el procesamiento adecuado de la información, que puede provocar desviaciones en nuestros razonamientos y conclusiones.
Un sesgo emocional sería en cambio el que se produce al decidir o hacer algo basándonos en emociones y no en datos.
Estos dos tipos de sesgos formarían en conjunto los llamados sesgos de comportamiento (behavioural).
Las personas somos mucho menos lógicas y racionales de lo que creemos, y tomamos a menudo decisiones o hacemos juicios basados en eventos del pasado, creencias personales y preferencias.
En este artículo quiero recoge algunos de los sesgos que considero más importante conocer a la hora de ahorrar e invertir, para así intentar evitarlos o al menos minimizarlos. Pero estos sesgos son fallos con los que venimos de serie por lo que aprender sobre ellos y tener una pequeña alerta activa nos puede ayudar en cualquier aspecto de nuestra vida y nuestras decisiones.
Sesgo de disponibilidad
Caemos en el error descrito por Kahneman con el acrónimo WYSIATI, What You See Is All There Is, o la creencia de que lo que ves o sabes es todo lo que hay que ver o que saber. Es el motivo que lleva a tomar una decisión por la noticia que aparece un día: si la noticia HOY es buena, COMPRA.
Este sesgo está detrás de que las industrias y empresas cíclicas en sus resultados lo sean aún más en sus precios y cotizaciones. Cuando se empiezan a publicar buenos resultados, olvidamos que el año pasado perdían dinero.
Los escándalos también son un ejemplo de este sesgo, como el de las emisiones de los diesel de Volkswagen: la cotización cayó más de un 60%, pero el escándalo no supuso el fin de la compañía, por lo que volvieron a subir de precio rápidamente sin llegar a los máximos previos.
Falacia narrativa
Consiste en forzar una explicación o relación cuando en realidad no la hay, provocándonos el peligroso efecto de hacernos creer que entendemos algo mejor de lo que en realidad lo entendemos.
Dicho de manera más directa, es el problema que nos creamos cuando vemos una relación causal que no existe.
Nos puede ocurrir especialmente con historias o explicaciones que incluyan componentes personales, emocionales, extraños, visibles...
Una frase que lo sintetiza muy bien es:
"Your personal experiences make up maybe 0.00000001% of what’s happened in the world but maybe 80% of how you think the world works."
- Morgan Hausel
Sesgo de confirmación
Ocurre cuando revisando el pasado un resultado nos parece que era inevitable e incluso predecible.
Un ejemplo en el mundo actual en los últimos años pueden ser los precios moderados del petroleo.
El suministro constante de la misma orientación en informaciones u opiniones a través de las redes sociales solo hace aumentar el riesgo de caer en este sesgo hoy en día.
Para contrarrestarlo muchos inversores tienen un diario de inversiones o guardan los escritos y archivos de las compañías que analizan. Plantéate si la explicación contraria a la habitual puede tener sentido: por ejemplo, se dice que los tipos de interés bajos estimulan la economía. Pero a la vez podría defenderse que la empeoran porque indican que los gobiernos o bancos centrales están preocupados por la economía y porque los ahorradores no reciben intereses por su dinero.
Sesgo de Anclaje
Se trata de usar una cifra, nivel o referencia equivocada para tomar una decisión.
Quizá el ejemplo más claro es la dificultad que podemos tener muchos inversores para vender una acción o fondo por debajo de su precio de adquisición. Da igual que lo vendamos al mismo precio 10 años después, en términos reales habremos perdido dinero por la inflación, pero eso no nos duele tanto como perder dinero a simple vista. Al mercado y al resto de inversores les da igual a que precio compraste tú, ese precio solo es importante para ti.
Lo mismo ocurre con las acciones que ya han subido mucho o multiplicado por su valor varias veces: El hecho de habernos perdido esa subida nos hace no querer invertir en esa acción, cuando es posible que siga teniendo mucho recorrido.
También ocurre en un análisis más profesional, porque comparar los ratios de una acción actuales con los pasados significa asumir que la empresa es igual, cuando seguramente en unos años pueda haber cambiado mucho, y una small cap haberse convertido en una empresa grande.
Con este sesgo quiero mandar un saludo a todos aquellos que como yo tienen acciones de Telefónica, BBVA...
Representatividad
Los inversores caen en ese sesgo cuando definen una inversión como buena o mala basándose en su rendimiento reciente. Compran acciones después de que hayan subido de precio esperando que sigan haciéndolo, e ignoran las acciones cuando están baratas o por debajo de su valor intrínseco.
Sesgo de familiaridad
Este sesgo ocurre cuando un inversor tiene preferencia por inversiones cercanas o familiares para él, a pesar de los claros beneficios de la diversificación. Un ejemplo típico es el del inversor que tiene todo su dinero en acciones de la empresa en la que ha trabaja, o en la marca de coches que él conduce porque le gusta como son.
Otro ejemplo del que hoy ya no es díficil de escapar es el home country bias: la mayoría de los inversores tienden a tener gran parte de sus ahorros e inversiones invertidos en su país, asumiendo menos diversificación y más riesgo del que deberían,
Se puede superar ampliando límites, diversificando más e invirtiendo en acciones o fondos de países extranjeros.
Sesgo de supervivencia
Consiste en fijarse o centrarnos solo en los casos que triunfan o sobreviven.
Un ejemplo fácil es el de las compañías que no desparecen en una industria muy competitiva. Por ejemplo la biotecnología, en la que algunas empresas han podido ser muy rentables pero muchas otras haber quebrado y desaparecido.
Aversión a la pérdida
Para mí, uno de los más interesantes de comprender porque creo que es uno de los que dicta en gran parte el comportamiento humano. Las pérdidas son mayores o más importantes que las ganancias, o psicológicamente el dolor por perder algo es aproximadamente el doble de intenso que el placer de conseguirlo.
En general las personas están más dispuestas a cometer riesgos para evitar una pérdida que para obtener una ganancia.
Exceso de optimismo
Las recomendaciones de compra de las casas de análisis y bancos de inversión superan con creces a las de venta. Se predicen con poca frecuencia descenso en los beneficios de las empresas a un año vista, pero estos descensos ocurren de manera frecuente. A la vez, las empresas suelen superar las predicciones a uno o dos trimestres, alimentando así con la sorpresa de superar las estimaciones el sobreoptimismo.
Cuando invertimos en una acción o fondo y ganamos dinero, es que somos buenos invirtiendo. Si caen, estamos invirtiendo para el largo plazo, no es que seamos malos inversores.
Exceso de confianza
Transmitir confianza en uno mismo y lo que uno hace es útil. Los gestores de fondos que venden un conocimiento y una seguridad ante lo que hacen, venden y colocan sus fondos. Un gestor honesto y responsable que explicara desde el minuto 1 que su rentabilidad va a depender más de como vaya el mercado que de su habilidad para elegir acciones no vendería igual de bien.
Los gestores value españoles, la presunta creme de la creme de la gestión responsable y profesional, relatan como sus objetivos de rentabilidad son del 10% anual, explican como si uno le dedica tiempo no es difícil batir al mercado...
Conclusiones
Los sesgos importan de verdad. Controlarlos o minimizarlos y aplicar reglas sistemáticas pueden aportar valor o alfa.
Creo que es útil la aproximación de dejar de ver el mundo en términos de ganancia o pérdida. Uno no espera cobrar el importe asegurado en el seguro de su casa, pero a la vez no vive el pago de la cuota anual como una pérdida: es un intercambio. Invertir es igual, un intercambio o compensación entre riesgo y rentabilidad. Cuando creamos que nos salimos de esta situación de equilibrio o intercambio es posible que hayamos caído en uno o varios de los sesgos mencionados, y que por eso nuestras opiniones o decisiones puedan revisarse o mejorarse.
Aquí tenéis una lista de estos sesgos hecha por Goldman Sachs:
Otro artículo bueno y sencillo que os recomiendo es Sesgos cognitivos e indexación de Unai Asenjo en el blog de Indexa.
Hay muchos libros buenos sobre economía del comportamiento pero una vez has leído los imprescindibles las idea y los estudios de los que hablan se repiten bastante. Para mí los mejores son:
- Pensar rápido, pensar despacio, de Daniel Kahneman.
- Todo lo que he aprendido con la psicología económica, de Richard Thaler.
- Psicología Financiera, quizá demasiado corto, y Behavioural investing, muy largo, de James Montier.
Se podrían añadir muchos sesgos más, me encantaría si alguno queréis comentar alguno en el que caigáis o hayáis caído y del que seáis conscientes.
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